El 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres rurales, en ese marco cabe destacar, una vez más, la importancia de empoderar mujeres para el desarrollo social.
El contexto de las mujeres rurales en el mundo
Esta conmemoración fue establecida en 2008 por la Asamblea General de la ONU, con la intención de reconocer «la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural».
Con ello, todos los Estados Miembros han sido instados a colaborar e implementar medidas para mejorar la vida de las mujeres rurales de todas las condiciones, atender sus necesidades e invertir en ellas, con miras a su empoderamiento político y socioeconómico.
Las mujeres representan aproximadamente a la mitad de la mano de obra agrícola, son agentes del cambio y crean resiliencia. Sin embargo, todavía existe una brecha de género en la alimentación y la agricultura. Como consumidoras, las mujeres tienden a tener menos seguridad alimentaria que los hombres en cada región del mundo. Y como productoras, las mujeres en zonas rurales se enfrentan a más obstáculos que los hombres a la hora de acceder a recursos y servicios productivos, tecnología, información de mercado y activos financieros – FAO, 2019.
En este contexto, y para lograr los avances necesarios que se requieren para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre muchas otras acciones, se requiere del desarrollo de programas de asistencia específicos y servicios de asesoría, que promuevan sus habilidades económicas en múltiples espacios, incluidos los procedimientos y servicios comerciales y financieros, provisión de microcréditos, por mencionar tan solo algunos.
Emprendimiento: una ruta para empoderar mujeres para el desarrollo
Una de las vías más eficientes para el empoderamiento de las mujeres está en promover su independencia económica, con el fin de garantizar su seguridad alimentaria y la de sus familias, que usualmente dependen de ellas para tomar las decisiones en materia de alimentación, lo que se alinea con el Objetivo de Desarrollo del Milenio 1: erradicar la pobreza y el hambre.
Y es que ha quedado demostrado que el empoderamiento económico de la mujer rural puede contribuir a reducir el número de niños y niñas por debajo de su peso normal. Es decir, colocar más dinero en las manos de las mujeres rurales beneficia la nutrición, la salud y la educación de los hijos.
Una forma de lograrlo es por medio del emprendimiento. Apoyar a las mujeres para que tengan los recursos necesarios para que su trabajo rinda frutos. Queda demostrado que invertir en mujeres emprendedoras, tiene un efecto positivo de cascada en su familia y comunidad.
Por eso, múltiples organizaciones han desarrollado programa especializados que apoyen las emprendedoras rurales.
Uno de ellos es el Programa de nutrición y emprendimiento de la Fundación Juan Bautista Gutiérrez, que mediante su eje número tres de autosostenibilidad económica, capacita a mujeres rurales en temas relacionados con la organización, producción, finanzas, mercadeo y fortalecimiento de procesos de calidad para incrementar ingresos.
Nuestro principal objetivo es promover el emprendimiento e incrementar el ingreso económico de las mujeres, a través de alianzas estratégicas para apoyar el acceso a mercados internacionales en la distribución de sus productos -Fundación Juan Bautista Gutiérrez.
Entre las múltiples acciones que se han ejecutado en esta línea, se encuentra que la industria pecuaria de CMI Alimentos, por medio de la fundación, ha entregado 157 mil libras de productos cárnicos, cuya utilidad económica se estima en más de Q215 000, con lo que se ha logrado el desarrollo de 30 nuevas emprendedoras.
Además, también se trabaja con mujeres tejedoras, a quienes se les apoya para que aumenten sus habilidades en el tejido, confección y control de calidad, que les permita competir en el mercado internacional.
Actualmente, la materia prima que las mujeres producen es utilizada para confeccionar bolsas que son exportadas a clientes minoristas y cuentas de marca privada de Estados Unidos e Italia para fomentar su subsistencia sostenible, a través de la enseñanza de un modelo de negocio incluyente y socialmente responsable.