El desarrollo y transición hacia las energías renovables en Latinoamérica traerá grandes beneficios para la economía regional tras la pandemia.
Regiones de América Latina y el Caribe se han visto gravemente afectadas en materia económica, por la pandemia de covid-19. Además, la creciente inestabilidad del mercado petrolero empeora los retos económicos regionales. Es por ello que los encargados de tomar decisiones en la región están buscando medidas para identificar el mejor camino hacia la recuperación.
Recientemente se generó una reunión virtual para abordar este tema, “Accelerating Latin America’s Energy Transformation: RE and Economic Recovery”, donde los expertos analizaron los planes para la transformación hacia resultados económicos favorables a largo plazo en América Latina.
Debido al gran potencial de la región en términos de recursos energéticos, es una gran idea reactivar las economías regionales post-pandemia a través de este sector. Es por ello que resulta fundamental crear políticas económicas y de energía con visión a futuro.
Las consecuencias tras la pandemia son bastantes graves, la economía de la región está por contraerse, lo que nos obliga a buscar los mejores métodos de recuperación económica. Acelerar la transformación de energías renovables en América Latina crearía millones de empleos para el 2050.
Países que ya iniciaron los planes de transformación energética en la región
Recuperar la estabilidad en materia económica tras la pandemia y el confinamiento es un desafío para toda la región latinoamericana. Esto ha motivado a varios países de la región a avanzar en materia de transformación energética.
Estos son pasos positivos en la recuperación económica, que darán resultados convenientes para la región, basándose en la priorización de tecnologías bajas en producción carbono y la producción de energía renovable.
Estas medidas sirven de plataforma para ayuda a entender las acciones políticas que están desarrollándose.
Países como Panamá y Uruguay reconocen los beneficios económicos de la transformación de la energía. Panamá tiene un plan de transición energética que cuenta con una agenda hasta 2030, la cual se construyó alrededor de cinco pilares importantes en el despliegue de energías renovables.
Estos pilares incluyen la implementación de tecnologías bajas en carbono y la inclusión en aspectos sociales, para mejorar el acceso a la energía y el rol de las mujeres en el desarrollo del sector energético.
Por su parte, Uruguay trabaja en la descarbonización de su economía comenzando por el sector eléctrico, el cual tuvo gran éxito en 2019, alcanzando el 98% de la generación de energía renovable.
En consecuencia, el desarrollo y transición hacia la energía renovable traerá grandes beneficios para la economía. Para que sea un factor determinante en la recuperación económica tras la pandemia es necesario implementar el desarrollo de redes eléctricas más flexibles.
También soluciones de energía eficientes, estaciones de carga para vehículos eléctricos, almacenamiento de energía e hidrogeno verde. Todo ello ayudará a construir una recuperación sostenible y beneficiosas para las futuras generaciones.
Para esto, es necesario aumentar la inversión en todas las energías renovables aprovechando los recursos naturales de América Latina. Ya que estos nos brindan la posibilidad de abordar los desafíos del cambio climático y desarrollar estrategias energéticas sostenibles.
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