¿Quién no quiere asegurar un buen ritmo de crecimiento para su negocio? Con un enfoque en los resultados, la mayoría de los empresarios siempre buscan las mejores estrategias para aumentar los ingresos. Sin embargo, a lo largo de un camino lleno de metas cumplidas, las organizaciones van enfrentándose a las fases de crecimiento de una empresa.
Esto quiere decir que no solo de buenos momentos está hecho el camino hacia el éxito. A menudo es necesario adaptar las características del negocio para fortalecer a la compañía. Además, el empresario necesita estar atento para monitorear las habilidades que se requieren para cada etapa.
A continuación se exploran cuatro fases clave para el desarrollo empresarial.
Etapa 1: inicio
En la fase inicial de toda empresa existen muchas posibilidades. Es una etapa en la que se necesita tener una idea clara de los siguientes criterios:
- Comprender quién es el cliente.
- Validar productos y servicios.
- Resolver desafíos con presupuestos ajustados.
Puede ser que en esta fase el empresario se vea obligado a realizar una variedad de actividades al mismo tiempo. También es importante contar con un equipo compacto y multidisciplinario. Este es también el momento de iniciar estrategias de marketing. Después de todo, de esta manera se conocerá al público objetivo, sus deseos, preferencias, y objeciones de compra.
Etapa 2: crecimiento
En este punto el negocio cuenta ya con una sólida base de clientes, así como con una presencia de cuota en el mercado, es decir, que la empresa ya está formalizada. En ese contexto ya es posible aumentar el número de empleados y reducir los gastos generales del paso anterior.
Además, es hora de optimizar los procesos de contratación para asegurar que el equipo esté alineado. La madurez digital ya colabora en esta fase con el fortalecimiento de la marca, por ejemplo, pensando en el branding e identidad de la organización.
Etapa 3: madurez
Pocas empresas logran llegar a esta etapa. En ella, el foco ya no está en promover el desarrollo, sino en garantizar la estabilidad. El papel del emprendedor inicial no es tan relevante, pero el camino continúa y siempre será necesario identificar soluciones para el crecimiento de la organización, aunque no tan rápido como antes.
Es fundamental que los distintos departamentos trabajen en conjunto, y en consonancia con la cultura de la institución y con los principios de la marca, para forjar una imagen positiva en el mercado. La etapa de madurez suele ser una gran oportunidad para el crecimiento y expansión de la empresa.
Etapa 4: rechazar o innovar
Una disminución del entusiasmo inicial hacia la marca es posible. Por esa razón, es necesario que los líderes de la empresa evalúen aspectos que han dejado de funcionar, e incluyan nuevas estrategias para seguir distinguiéndose de la competencia.
Innovar es esencial para las empresas que quieren obtener una ventaja competitiva, o lo que es más importante, consolidarse y sobrevivir dentro de su industria. Innovar también implica hacer aplicable una tecnología, poner en el mercado un nuevo producto o una nueva forma de utilidad para los productos, servicios y procesos.
Comprender la mejor manera de hacer crecer un negocio es un desafío y requiere mucho esfuerzo. Sin embargo, con buenas estrategias y una planificación adecuada para cada fase, esta tarea se vuelve más sencilla. De esa forma, nada podrá impedir la competitividad y el éxito del negocio.
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