El miedo más fuerte en la mayoría de nosotros es a lo desconocido, ya que no solo nos asusta sino también hace que nuestro cerebro piense algo aterrador, ¿pero por qué nos afecta tanto la incertidumbre?
Imagina que esperas recibir noticias de un nuevo contratante potencial sobre una entrevista laboral que te interesa demasiado. Tu entrevistador fue difícil, simplemente no hay forma de adivinar qué fue lo que pensó de ti. A medida que pasa el tiempo, quisieras saber el resultado, incluso si son malas noticias, en lugar de soportar un minuto más de agonizante espera.
¿Qué es lo que sientes durante la entrevista? ¿Preferirías que alguien te dijera, que no cubres con el perfil solicitado, en lugar de esperar a que tu teléfono suene con una llamada de entrada?
Existe una sensación de incertidumbre que puede provocar una gran incomodidad. Para algunas personas, una incapacidad general para resolver situaciones confusas puede incluso alimentar los trastornos de ansiedad crónica.
Los científicos han dado grandes pasos para explicar por qué la indecisión puede ser tan insoportable y delinear las consecuencias para nuestra toma de decisiones y nuestro comportamiento. Al comprender esos componentes, podemos aprender a aliviar esos sentimientos, y tal vez, incluso progresar bajo el miedo a lo que no conocemos, pues lo que determinamos como uno de los efectos de la generación de incertidumbre o dudas en el cerebro y el cuerpo, proviene de una variedad de estudios que pueden resultar brutales.
En un experimento típico, los participantes están conectados a electrodos, capaces de administrar una descarga eléctrica inofensiva, pero levemente dolorosa, a la piel, mientras que los investigadores miden las respuestas fisiológicas que tienden a correlacionarse con el estrés, como la sudoración de la piel o algunos otros cambios.
En cuestión de interpretación
Diferentes psicólogos miden estas actitudes utilizando la escala de «intolerancia a la indecisión». Para tener una idea de cómo podríamos reaccionar
Las personas con autismo pueden sufrir con mayor frecuencia de intolerancia a la indecisión, lo cual les genera mucha ansiedad. En el caso de las personas con ansiedad, no solo sufren de indecisión, sino que también aumentan el riesgo de que se eleve la ansiedad.
Esta intolerancia también aumenta el riesgo para las personas con depresión, trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos alimentarios. En pocas palabras, la intolerancia a la indecisión es habitual, y peligrosa para la salud mental.
Si sufres de incertidumbre, lo mejor es acercarse a un profesional y poner especial atención a la recuperación.