Durante mucho tiempo se posicionó, al estar llegando a esta edad, la expresión “Crisis de los cuarenta”, la cual tiene que ver con los cambios físicos que la persona experimenta y que se hacen de alguna manera más notoria en esta década. Esta “crisis” también tiene que ver con aspectos emotivos y mentales donde la persona puede hacer un balance de su vida y generar cierta insatisfacción ante los logros obtenidos hasta el momento en su vida y llegar a considerar que lo que queda por vivir es menos de lo que ya se ha vivido.
Inclusión Laboral y Edad
Para nadie es un secreto que el mundo cuenta con una población joven. En Guatemala se estima que el 33% de la población tiene entre 19 y 29 años de edad, lo cual es un número elevado si consideramos que el rango mencionado es de solo 10 años. Laboralmente esto ha hecho que exista una alta demanda de oportunidades por parte de esta juventud que, en muchos casos, se encuentra soltera y sus demandas y compromisos económicos no representan la misma presión que para una persona de mayor edad a esta y con una familia establecida.
Esto ha hecho que muchas empresas tengan un alto enfoque en esta fuerza joven para hacerlos parte de sus equipos de trabajo. Sin embargo, esto ha hecho que el camino se vuelva cuesta arriba para las personas que están por encima de los cuarenta, pues no es tan sencillo para ellos encontrar oportunidades de trabajo en los que mutuamente se cumplan las expectativas.
Algunas personas han llegado a considerar una discriminación cuando en las ofertas de trabajo se hace mención a la edad requerida para el puesto, ya que la gran mayoría de ellas descarta a las personas de las cuatro décadas en adelante. Esto genera enorme insatisfacción y frustración en una persona que considera que la edad no debe ser un impedimento cuando se posee la capacidad para poder dar los resultados que se esperan de un puesto de trabajo.
El Desafío
Las empresas en busca de desarrollo y progreso se ven presionadas por alcanzar resultados y, por lo mismo deben sumar a sus equipos a las personas que mejor cumplan con las cualidades y condiciones para lograrlos. Es acá donde debe ser un punto de reflexión si en realidad la edad es un factor determinante.
No se trata de estar a favor de una u otro generación, es considerar que desde la igualdad de oportunidades que todos merecen el género, edad y otros aspectos que nos diferencias no debieran ser impedimento para que una persona pueda tener la oportunidad de no solo subsistir, sino crecer, desarrollarse y progresar.