Se atribuye a Albert Einstein la frase: “Si te parece cara la educación, prueba con la ignorancia”, pues a decir verdad el precio de no saber siempre será mayor que lo que se invierta por aprender y conocer.  La ignorancia puede convertirse en un buen argumento cuando las cosas no se hacen bien, sin embargo, el problema es que la ignorancia no remedia ni evita las consecuencias.

Las organizaciones que están en la búsqueda de desarrollo han comprendido que para generar progreso en sus procesos y, por ende, en sus resultados, se hace necesario invertir en procesos de formación para con sus colaboradores.  Una empresa que ha generado eficiencia, no lo ha conseguido por casualidad, más bien es el resultado de un aprendizaje que le ha llevado a maximizar y optimizar los recursos que dispone por medio del aprendizaje.

Ahora bien, este proceso de capacitación puede darse por la vía formal o informal.  De manera formal podemos decir que es el establecimiento de un proceso intencional que busca potenciar las competencias de sus colaboradores.  Se lleva una secuencia, se establecen parámetros para medir y objetivos que se pretenden alcanzar.  De manera informal puede ser muy riesgoso, pues se trata de procesos remediales ante las situaciones que han generado algún tipo de problema dentro de la organización.  Este aprendizaje puede resultar más costoso por las consecuencias implicadas y que en muchas ocasiones no pueden ser revertidas.

En este sentido se convierte en una obviedad el hecho que la organización debe tener una visión clara de su destino, pues los procesos de capacitación deberán ir en función de esos resultados que se busquen lograr.  La continuidad que tenga el proceso de formación en los colaboradores irá del a mano de los desafíos que se presenten y de las oportunidades que se van generado para lograr crecimiento y desarrollo en la organización.

Ya sea de manera interna o externa, es importante hacer de la capacitación un estilo de vida dentro de la empresa.  El colaborador debe hacer parte de su código de conducta diario el crecimiento y desarrollo personal, mientras que la organización proporciona los mecanismos para que esto se pueda llevar a cabo.  Es necesario recordar que el problema no necesariamente es la falta de oportunidades, sino que al llegar una oportunidad no se encuentre preparado para poderla aprovechar.

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