Rico y Pobre, dos palabras que pueden definir la realidad de Guatemala, aunque en esencia son polos opuestos. Guatemala es un país rico. Los recursos que posee tanto naturales como humanos le coloca como una de las regiones con grandes oportunidades de desarrollo. Sin embargo, Guatemala es un país pobre.
La renta media guatemalteca está muy por debajo de la renta media mundial y tanto la desnutrición y malnutrición se encuentran muy extendidas a lo largo del país y parecieran ser dos condiciones imposibles de resolver.
Para 2018, Prensa Libre, publicaba que el 59.3 % de los habitantes en el país se encontraban en la categoría de pobreza y pobreza extrema. Es necesario recordar que, al hablar de pobreza extrema se refiere a aquellas personas que viven con menos de un dólar por día, mientras que pobreza moderada son aquellas personas que subsisten con menos de dos dólares por día. Sobre la base de este porcentaje, determinamos que un promedio de 10 millones de guatemaltecos está siendo afectado.
El desafío de vencer la pobreza entonces es muy fuerte. Es necesario un mecanismo que permita una reactivación económica que genere continuidad en el desarrollo y progreso de la nación. Las oportunidades de empleo deben darse a todo nivel y en toda región. Se requiere establecer estrategias que descentralicen las oportunidades de empleo y permitan que este pueda expandirse a las áreas rurales para lograr una mejora de vida en toda la nación.
Mientras la migración interna sea no solo “una” sino desde muchas perspectivas “la” forma de salir de la pobreza, el desarrollo global de la nación será muy complicado que se vuelva una realidad. Si bien los esfuerzos por combatir la pobreza pareciera no dar resultados, esto no debiera desanimar sino mostrar los cambios que debe realizarse sobre las estrategias que se han aplicado.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, hace mención de cuatro elementos que se hace necesario considerar para hacer frente al flagelo latinoamericano de la pobreza, siendo ellos la protección social, los sistemas de cuidado, los activos físicos y financieros y, finalmente, la calificación laboral de las personas.
La correcta atención en estos elementos debe ser una constante, no solamente un momento. La continuidad en planes que permitan el desarrollo es fundamental y la correcta administración de los recursos es indispensable para lograr el progreso de todos.