El entorno empresarial no ha sido ajeno a los exigentes retos que la pandemia generada por el covid-19 ha conllevado. En este contexto, hablar de continuidad de negocios ha tomado toda una nueva perspectiva.

Desde siempre, la continuidad de negocios ha buscado la mitigación de riesgos y la recuperación ante los desastres, por medio de preparación y planificación avanzada, con miras a que las empresas y organizaciones tengan a futuro la capacidad de operar sus funciones más críticas de negocio durante eventos de emergencia.

Y entonces llegó 2020, con una pandemia mundial que produjo efectos nunca antes vistos y puso a muchas empresas a reflexionar acerca de sus prioridades y enfoques, su capacidad de reacción, al tiempo que puso a prueba sus planes de contingencia.

El escenario actual ha arrojado luz sobre un elemento crucial: cerca del 90% de las empresas no se encontraban preparadas en materia de continuidad de negocios, en un contexto como el causado por la pandemia.

De hecho, un estudio realizado por la itSMF España, ha destacado que tan solo 10% de las empresas cuentan con una técnica efectiva para dar continuidad a sus negocios.

Uno de los graves errores que el organismo internacional identificó en el contexto empresarial, específicamente ante situaciones de riesgo como la que se vive actualmente, es dejar la responsabilidad de dar continuidad de negocios únicamente en manos de equipos de tecnología y seguridad de la empresa. Lo cual supone un efecto negativo, que podría incluso influir en el severo declive de las cuentas de la empresa.

 

La importancia de un plan de continuidad

Aunque muchas empresas aún ignoran la importancia de este elemento, pese al contexto actual, existen otras que han caído en cuenta de los beneficios que ofrece un plan de continuidad bien asentado para aportar mayor fortaleza y resiliencia a la empresa en tiempos de crisis.

De esta manera, diversos estudios han concordado contar con un plan de este tipo da la oportunidad al equipo empresarial de conocer los riesgos por los que puede atravesar la empresa en cualquier momento y, además, posibilita la oportunidad de generar estrategias para manejarlos efectivamente.

De esta cuenta, no se hace referencia únicamente a los aspectos tecnológicos o riesgos virtuales, sino también naturales e incluso sociopolíticos. Es decir, todos aquellos que en un determinado momento puedan amenazar la estabilidad de la empresa.

Así, ante la presencia de estos riesgos, el plan de continuidad de negocios orienta acerca de cómo disminuir los efectos negativos de cualquier escenario amenazador y poder seguir operando con la mayor normalidad.

 

Cómo elaborar una estrategia de continuidad

La estrategia indicada de un plan de continuidad de negocios debe estar basada en la posibilidad de poder controlar y minimizar los efectos de un escenario que amenace la estabilidad empresarial.

Considerando lo anterior, desarrollar un plan de de este tipo requiere principalmente de dos elementos claves:

 

Análisis de riesgos

En este aspecto no solo se incluyen todos los elementos que sostienen la empresa (desde capital humano, infraestructura tecnológica, subordinaciones, entre otros), sino también, se consideran todos aquellos escenarios posibles que pueden afectar dentro de la organización.

Este informe dará la oportunidad de conocer los espacios que resultan críticos para el funcionamiento de la organización. A la vez, permite evaluar el tiempo en que la misma puede operar sin un mayor impacto.

 

Análisis de impacto

Partiendo del análisis de riesgo, es posible generar este informe en el que se señale de forma clara los tipos de impacto que puede sufrir la empresa ante una situación de riesgo. De allí, se crea un listado no solo de las posibles amenazas, sino también de los espacios más vulnerables que pueden ser afectados y de qué manera.

Con base en estos dos elementos, es posible generar adecuadamente un plan de continuidad de negocios, donde se desarrollen estrategias que ayuden a minimizar los efectos y mantener en marcha los puntos clave para el funcionamiento de la empresa.

 

Es importante resaltar que los puntos anteriores son solo las dos etapas iniciales de un plan de continuidad de negocios, que debe ser integral y someterse constantemente a pruebas, revisiones y actualizaciones. Es decir, no se trata de un destino al que llegar, sino de un camino continuo, toda una cultura.

 

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