Cualquier emprendedor o empresario experimentado busca productividad en su empresa, pero lograr los niveles óptimos es un trabajo que requiere una buena estrategia.
Primero tenemos que saber que hay muchos factores que influyen de manera positiva o negativa en la productividad: las nuevas tecnologías, la forma de organizar el trabajo, el personal disponible, flujos de distribución, los salarios, entre otros. Analizando esto los directivos no solo pueden conocer con detalle cómo se comporta y cómo está estructurada su organización, sino que obtienen información de primera mano -por ejemplo, los puntos débiles- para acometer mejoras de forma efectiva.
Mediante este ejercicio, las empresas pueden hacer comparativas entre la productividad alcanzada en distintos ejercicios o con relación a las empresas de la competencia. De tal modo, que cuando la productividad global de una empresa es superior a la media de su sector, se atribuye dicho resultado bien al buen clima laboral, baja tasa de absentismo o maquinaria más moderna, uso de la tecnología en el proceso productivo y mano de obra más cualificada. Todo ello, se traduce en una empresa más rentable y productiva gracias a la optimización de los recursos.
¿Pero cómo logro hacer eso en mi empresa? He aquí algunas ideas.
- Formación y motivación de los equipos. Desde la flexibilidad horaria, al teletrabajo, los incentivos, las vacaciones ilimitadas y remuneradas o el BYOD (“Bring your own technology”) aparecen como alternativas a la rigidez y jerarquía tradicional. El empowerment hace necesario revisar la mentalidad empresarial para dar un giro hacia formas de trabajar que empoderen y den valor a los empleados, con cierto control para que sean efectivas. A mejor clima laboral y satisfacción, mayor rendimiento.
- Modernización e innovación. Clave para alcanzar la diferenciación de la competencia y la supervivencia de la empresa. No siempre tiene que conllevar un coste elevado ni estar relacionada con la adquisición de nueva maquinaria; imaginemos la apuesta digital de una empresa. Tener presencia en las redes sociales y utilizarlas para crear comunidad, fidelizar o aportar un plus al servicio de atención al cliente no tiene por qué tener un alto precio. En este caso la relación inversión-resultados está más que justificada.
- Óptima gestión del tiempo. Se trata de planificar, detallar y ejecutar tareas en función de los tiempos. Muchas veces la falta de organización interna impide priorizar tareas. Por lo tanto, es crucial observar para poder detectar el talento, delegar responsabilidades, repartir el trabajo y motivar. Esta labor debe empezar “desde arriba”; si el jefe no es capaz de transmitir las necesidades urgentes de la empresa cada empleado utilizará sus propios criterios y prioridades.