Nacido en Austrias, España, en 1896, don Juan Bautista Gutiérrez es caracterizado por su trabajo incansable que lo convirtieron en el empresario, visionario y emprendedor por el que hasta ahora se le recuerda.

Desde joven demostró gran ímpetu y espíritu de llegar lejos. Emigró de su país natal a los 13 años, acompañado de su madre, siendo Guatemala el país que le recibiría para iniciar sus pasos agigantados hacia su futuro.

En San Cristóbal, Totonicapán, Juan Bautista da sus siguientes pasos, como uno de los fundadores de  Corporación Multi Inversiones, una de las corporaciones multilatinas de origen centroamericano con mayor relevancia en toda la región latinoamericana.

Sin embargo, sus inicios y experiencia en el trabajo fueron forjados gracias a la mano de su padre, quien le sirvió de guía en negocios familiares como cuando trabajó de sastre. Además, tuvo encuentros con la fotografía. Hasta llegó a fundar su marca de velas.

 

De la sastrería, pasando por la política, a la visión emprendedora

Su vocación de servicio fue un aspecto que siempre caracterizó a Juan Bautista Gutiérrez, por ello, de adquirir el negocio de su padre, pasó a formar parte de la política guatemalteca, siendo alcalde de San Cristóbal en la década de 1930.

Sin embargo, su visión de trabajo y esfuerzo vehemente no se detuvieron. Seis años después incursiona en la industria de la molienda de la mano de José Fanjul. Con el nacimiento del Molino Excelsior se da paso a una nueva historia de emprendimiento en el libro de Juan Bautista Gutiérrez.

 

De pequeño emprendedor a empresario

Tras muchos años viviendo en San Cristóbal, Don Juan y su familia deciden establecer su residencia en la ciudad de Guatemala. Allí, continua su trabajo con la molienda, de la cual se convierte en propietario absoluto al comprar su parte a Fanjul. Sin embargo, se abre campo en el sector avícola al adquirir una galera de 2000 animales.

Luego de este proceso funda la empresa Molinos Modernos y Alimentos Mariscal. Posterior a ello, decide apoyar la incursión de uno de sus hijos en un negocio familiar, con todas las herramientas y el trabajo en equipo inauguran Pollo Campero en 1971, un restaurante cuyo presidente era Dionisio, el hijo de Juan Bautista.

 

La fundación de una de las corporaciones familiares más emblemáticas de Latinoamérica

Tras todos sus logros se creería que el propósito de Don Juanito era retirarse. Sin embargo, su hijo menor, Dionisio, y su yerno, Alfonso Bosch, murieron trágicamente en un accidente aéreo mientras efectuaban una misión heroica para el Club Rotario.

Esto hizo que buscara garantizar la sucesión del negocio familiar a sus nietos, quienes siendo aún muy jóvenes fueron incorporándose al negocio según su edad se los fue permitiendo.

Su espíritu de trabajo no se detuvo y en 1977, él y sus nietos, acompañados de altos ejecutivos, crean una empresa insignia, con administración descentralizada y dedicada a la generación de nuevos negocios: Corporación Multi Inversiones.

Desde entonces, CMI se ha transformado en complejo dedicado a dar paso a nuevos negocios basados en tecnología y mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad, impactando el panorama empresarial de toda la región.

Es precisamente cada uno de estos trayectos de lucha, gallardía, visión y trabajo lo que hacen a Juan Bautista Gutiérrez un personaje ilustre. Su carácter decidido y enfático en generar nuevas ideas se mantiene vivo en cada uno de sus proyectos y es el legado que su familia conserva como el tesoro mejor guardado.

Es así como sus descendientes, guardianes de su legado, no podían poner otro nombre al brazo social de la corporación que el de su notable fundador, con lo que nación la Fundación Juan Bautista Gutiérrez, que ofrece múltiples programas educativos y de salud, que han beneficiado a miles de guatemalteco a lo largo de sus casi 35 años de existencia.

 

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